"Une certaine tendence du cinéma française" es el título de un famoso artículo escrito a principios de 1954 por François Truffaut que fue publicado en la revista más prestigiosa de cine mundial por aquellos momentos, "Cahiérs du Cinema".
El texto contenido en ese artículo puede considerarse como el punto de arranque de las teorías fílmicas de la conocida corriente denominada Nouvelle Vague francesa.
Esta nueva ola modificó las normas narrativas y temáticas del mundo del cine y abordó críticamente la totalidad de la historia del mismo, significando en su valía la importancia de la teoría de autor.
Años atrás al escrito de Truffaut, en 1948, el director y crítico francés Alexandre Astruc ya había concedido gran importancia en la revista "L'Ecran Français" al trabajo del realizador/autor, proclamando un nuevo estilo fílmico acuñado como "caméra-stylo" y afirmando: "Si el escritor escribe con una pluma o un bolígrafo, el director escribe con la cámara".
Lamentablemente y a veces, este afán estilístico conlleva una rémora en el contenido plasmado en pantalla, pudiendo provocar la dictadura del estilo, otro error en la forma de proyectar un título cinematográfico.
Los creadores de la Nouvelle Vague se preocupaban por que el film se considerase por encima de todo como una obra de autor, significaba que el director tenía que encontrarse creativamente por encima de cualquier otro personaje envuelto en la producción de la película, la película tenía que salir de él.
Al mismo tiempo, proclamaban una mayor libertad narrativa, ausencia de comercialidad como fin y un mayor número de filmaciones en localizaciones exteriores y naturales.
Bien es cierto que con el paso del tiempo, estos propios directores, con raras excepciones, se acomodaron a un cine más comercial y su narración se ubicó en formas clásicas pero intentando mantener sus premisas básicas sobre el modo de construcción de sus obras.
Lo verdaderamente importante es que la teoría de autor y sus convicciones creativas provocaron una convulsión en el mundo del celuloide, que ya había comenzado unos años antes del debut de los críticos del "Cahiers de Cinema" con las películas de Louis Malle "Ascensor para el cadalso" (1957) y "Los amantes" (1958) o de Roger Vadim "...Y Dios creó la mujer" (1957), film en el cual se presentaba en sociedad a la sex-symbol Brigitte Bardot.
Fueron títulos de notoria resonancia comercial y bajo presupuesto, que animarían a los beligerantes críticos franceses a emprender sus propios largometrajes tras debutar anteriormente haciendo cortos. una gran cantidad de cineastas surgieron en Francia siguiendo las nuevas tendencias de truffaut , jean-luc godard : Alain Resnais, Jacques Demy, Philippe De Brocca, Alain Robbe-Grillet, Agnes Vardá o Jean Rouch, entre otros muchos,
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