sábado, 26 de mayo de 2012

ARTE KITSCH.


Palabra alemana de uso universal.
Cursi, de mal gusto.

Se denomina así a objetos caracterizados por supuesta inautenticidad estética y su formalismo efectista, que persigue una gran aceptación comercial.
El kitsch, como categoría artística, funciona dentro del contexto aristocrático -enjuiciador que determina un “buen” y un “mal” arte... cuanto más productos kitsch hayan, más brillará la apreciación de la autenticidad del arte, como sello de garantía del mismo.

De este modo, se establece que el kitsch no es algo simplemente alejado del arte, sino su antítesis: este estilo posee las características extrínsecas de aquél, pero funciona como su negación.

La esencia del kistch, para los moralistas del arte, consiste en la sustitución de la categoría ética con la categoría estética: el artista o realizador se impone generar no “un buen trabajo”, sino un trabajo “agradable” , dado que lo que más importa es el efecto. 

El kitsch, según el concepto común que se tiene del mismo, no pretende ni pide nada más a los espectadores que su dinero, ni siquiera su tiempo (tiempo aplicado a la reflexión de la obra, por ejemplo).

Aunque, aún hoy en día, todavía a la producción de kitsch se le mira en menos, considerándosele una forma de mentira artística, cabe resaltar que los intelectuales se encuentran en un proceso de re valoración de este estilo, preguntándose si existe efectivamente una diferencia real entre arte y kitsch; esto a raíz de, por ejemplo, la constatación de paralelos tales como que las vanguardias funcionan imitando los procesos del arte, y el kitsch imitando sus efectos, y de que el kitsch sería la otra cara de la moneda artística: en una sociedad en la que el único lenguaje estético que reciben las masas está modulado ‘en clave kitsch’, se debe reflexionar profundamente sobre su reivindicación.

De este modo, el “arte” y el “kitsch” comienzan a olvidarse como dos polos opuestos y antagónicos. 
www.Portal del arte.cl

Comercial y barato
El arte kitsch se asocia al consumismo, a lo hortera y lo cursi, al pop-art, al plástico, a la imitación barata, a lo decadente y también al sentimentalismo.
El arte kitsch es el 'todo vale' en colores, formas y estilosEstá muy presente en el arte moderno, por eso muchos se sorprenderán al saber que se remonta al siglo XIX. Entre 1860 y 1870 los pintores y comerciantes de Múnich (Alemania) utilizaban este término para designar el material artístico barato, como imágenes de baja calidad compradas como souvenirs por los turistas angloamericanos. Hay quien encuentra su origen en el verbo alemán verkitschen, que significa "fabricar barato", o enkitschen, que significa "recoger basura de la calle".
También tenía otra connotación: la de lo falso, una cosa que trata de aparentar otra de mejor calidad o superior. En este sentido, lo kitsch hacía referencia al gusto vulgar de la nueva y adinerada burguesía de Múnich a finales del siglo XIX, que copiaban hábitos y costumbres de las élites culturales en su afán por escalar socialmente. Esta tendencia se hizo aún más fuerte en California a principios del siglo XX, cuando el éxito de la industria cinematográfica creó una generación de nuevos ricos emigrantes que trataban de imitar a la nobleza europea comprando títulos y grandes mansiones que reconstruían piedra a piedra en América y en las que se mezclaban sin orden ni concierto estilos como el barroco, el gótico o el rococó, antigüedades chinas, tapices medievales e incluso falsos escudos nobiliarios.
Esta connotación de "lo falso" se ha extendido a los materiales que pretenden ser otra cosa, como la pintura dorada que imita el oro, el plástico que imita cristal o madera... Hoy en día el espíritu kitsch, tan opuesto al minimalismo, se ha extendido a otros ámbitos como la música, la moda, el cine y por su puesto, la decoración.

Todo vale
"El arte kitsch es el 'todo vale' en cuanto a colores, formas, estilos y volúmenes, mezclados sin ningún criterio aparente", explica Cristina Rodríguez Goitia, profesora de la Escuela Madrileña de Decoración, que impartirá las charlas del ciclo del Museo Cerralbo. "Tomados por separado, los elementos pueden no ser tan exagerados, pero unidos crean una redundancia de la exageración".
La directora de la Escuela, Raquel Simón, confirma que el kitsch está de plena actualidad: "En este momento se encuentra en la cresta de la ola, sobre todo por cierto revival retro. Actualmente, con la vuelta de todo lo ochentero, el kitsch tiene más fuerza que nunca, además permite mezclar estilos porque, aun cuando se están mezclando muchos elementos muy diferentes entre sí, todo encaja".
Warhol, Almodóvar y otros devotos
La singular estética de lo kitsch cuenta con grandes devotos. Andy Warhol es uno de sus iconos más reconocibles. Los artistas franceses Pierre et Gilles, con sus montajes religiosos y su homoerotismo; y la artista gala Soasig Chamaillard, con sus originales vírgenes, han hecho suya esta corriente. En España sedujo a la movida madrileña: Pedro Almodóvar ha plasmado este estilo en muchas de sus películas y la casa de la cantante Alaska y su marido, Mario Vaquerizo, es uno de los templos de arte kitsch más conocidos.

www.20minutos.es



Uso del término kitsch en argentina

El artista y mecenas checo-argentino Federico Jorge Klemm dedicó uno de los programas de su ciclo "El Banquete Telemático" a teorizar sobre el kitsch. El programa se denominó "Kultura Kitsch", fue emitido por la señal de cableCanal (Á) y conducido por Klemm junto al crítico y teórico Charlie Espartaco.
Klemm considera que el sentido original del término, como sinónimo de mal gusto, se ha desplazado hacia el de
"una categoría estética de nuestra contemporaneidad que no tiene que ver con una sistematización del mal gusto, sino con una exacerbación de lo artificial y lo desmesurado"
De esta forma, señala al kitsch como una actitud estética que pone en duda el gusto, como statu quo. Tal vez como una referencia tácita a su propia obra, Klemm sostiene que
"cuando se dice que una obra ronda el kitsch es como cuando se dice que ronda la genialidad o la grandeza".
Klemm señala a Disneylandia como el paraíso del kitsch y menciona a los surrealistas Salvador Dalí y René Magritte como los primeros en incorporar elementos de gusto dudoso en el arte. Durante el mismo programa, Charlie Espartaco señala que el kitsch, por su constitución, aparece como una estética de riesgo que incorpora todas las conquistas pictóricas, plásticas y estéticas creadas hasta ese momento.
Klemm menciona explícitamente al film protagonizado por la actriz argentina Isabel Sarli, La Dama Regresa, como un ícono kitsch de la cultura argentina, en el que él mismo participó como actor. Como artista, Federico Klemm realizó retratos de personajes como Susana Giménez, Mirtha Legrand o María Amalia Lacroze de Fortabat, de lo que puede deducirse cierto interés del autor en dichos personajes como íconos del kitsch argentino.
Otros personajes de la cultura y el espectáculo argentinos que pueden identificarse con el kitsch son Ante Garmaz, la condesa Eugenia de Chikoff o el cantante Sandro.
Durante la década de 1990 y a partir de la convertibilidad entre el peso argentino y el dólar, con el auge de las importaciones chinas aparecieron locales denominados "Todo por dos pesos" que contaban con una gran cantidad de objetos de decoración considerados kitsch, como copia de segunda mano.
Otras referencias al kitsch en la cultura argentina son:
§  The Kitsch Band, una banda de rock de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina.
§  El bloque KitschTV, del programa de televisión Duro de domar emitido por Canal 13 y conducido por Roberto Pettinato.

Wikipedia.com



Jeff Koons




 (York, Pennsylvania, 1955) es un artista estadounidense. Su obra se destaca por el uso del kitsch y su frecuente monumentalidad.


Obra

Clasificada a veces como minimalista y Neo-pop, su obra consistía inicialmente en escultura conceptual que fue adquiriendo monumentalidad (Puppy). A la fecha, Koons ha incursionado en la escultura de instalación, la pintura, y la fotografía.
Jeff koons aparece como artista en la década de los 80, en plena época consumista, donde la exaltación de lo superfluo es evidente. Hay que recordar que no carece de grandes polémicas a lo largo de su vida. De todo el gran ámbito consumista surge su obra, la cual pretende conmover y criticar esto de forma perturbadora y a la vez con un toque de humor un tanto malévolo. Entra aquí igualmente la influencia de los medios, que se aprovechan totalmente del despilfarro de la masa. Utiliza objetos cotidianos y de valor mínimo para conseguir su objetivo, al igual que hizo Duchamp, colocándolos en galerías iluminados y carentes de su antigua función. También son frecuentes en algunas de sus obras chicas pin up, juguetes hinchables y demás objetos de la clase media. La idea es la principal característica que debe coronar a la obra. Sus objetos provocan una especie de burla la cual va encaminada directamente hacia la influencia de la mayoría de la población por los mass media y la publicidad.




















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